En 1931, Nuestro Señor pidió a Santa Faustina que hiciera pintar una imagen de Su Divina Misericordia con las palabras: “Jesús, en Ti confío”. Él dijo: “Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero”. (Diario, 47)
Después, Jesús agregó:
“Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo Mismo la defenderé como Mi Gloria.” (Diario, 48)