La palia es una pieza de tela cuadrada, reforzada de cartón o madera en su interior, que se coloca sobre el cáliz, es muy conveniente usarla para evitar que el polvo o los insectos entren dentro del cáliz.
Antes de la Misa se coloca sobre la patena con la hostia que, a su vez, se coloca sobre el purificador puesto sobre el cáliz. Se quita para la presentación de los dones y, tras la presentación del vino, se coloca directamente sobre el cáliz. Se vuelve a quitar en el momento de la epíclesis, y se regresa tras la consagración del vino. Nuevamente se quita en el momento de la fracción del pan. Si un diácono asiste a la Misa, él debe de quitarla y ponerla; de lo contrario lo hace el sacerdote. Cuando se descubre el cáliz, la palia suele colocarse sobre el purificador para que el sacerdote pueda tomarla con mayor facilidad.