El Nuevo Testamento comprende veintisiete escritos redactados durante los años posteriores a la Resurrección de Cristo; debemos estos escritos a los apóstoles y a los evangelistas de la Iglesia primitiva. La Iglesia los reconoció como libros inspirados por Dios, los unió a los libros sagrados que recibió de la tradición judía, y a partir de esos nuevos libros innovó su propia interpretación de los antiguos.
Todo el mundo comprende que si la Biblia consta de dos colecciones de libros, de las cuales una es más antigua que la otra, haya en las Escrituras lo antiguo y lo nuevo.
La palabra testamento es de origen griego, y significa a la vez “alianza” y “testamento”. El Antiguo Testamento, pues, recoge la historia que procede de la alianza más antigua del Sinaí, donde Dios hizo un pacto con Israel. Los libros del Nuevo Testamento, por otra parte, se refieren a una experiencia mas reciente, la alianza entre Dios y su pueblo renovado por el sacrificio de Jesús.